
Tener una deuda, genera a nivel psicológico un interés altísimo a corto y largo plazo. Se suma a la deuda económica, otra deuda en el plano psicológico, que no va a tener la presión o demanda de un tercero, sino que la presión externa que se recibe por las llamadas y advertencias constantes de las entidades financieras, se convierten en las exigencias internas del cuerpo y la mente, dado que lo psicológico también demanda atención cuando las cosas no están funcionando bien. Sin embargo, eso que demanda lo psicológico, la persona lo pueda aplazar porque su principal preocupación es resolver el tema económico.
Por están razón, presentamos este pequeño blog para que las personas que están pasando por una crisis económica, sean conscientes que su salud mental también se ve afectada y requiere atención. No atender su salud mental, incluso puede ser un gran obstáculo para resolver el problema financiero.
Una de las principales afectaciones a la salud mental, es la preocupación persistente. El exceso de preocupación afecta el diario vivir, disminuye la capacidad de atención y desarrollo en otras actividades, como el estudio o el trabajo. Los pensamientos a raíz de la preocupación pueden ser catastróficos y pesimistas, se hacen cada vez más intrusivos y frecuentes, dado que la persona puede estar pensando todo el día en ello, provocando dificultades a la hora de conciliar el sueño.

Descansar y tener un sueño reparador, cada vez se va dificultando más, el estrés y la angustia que generan las deudas, y aún más, la limitación económica para solventar las obligaciones financieras. El no poder tener una calidad en el sueño, trae secuelas físicas y psicológicas, desde la caída constante de cabello, hasta síntomas depresivos o trastornos del estado de ánimo.
Es probable que aparezcan comportamientos ansiosos, que lleven a la persona a estar en un estado de exaltación y preocupación constante, como lo mencionábamos anteriormente. Si el cuerpo permanece en alerta y angustiado durante un tiempo prologando, se van desencadenando reacciones físicas de desgaste y cansancio.
El estado de ánimo puede verse afectado por ideas suicidas, desesperanza, sentimientos de minusvalía, tristeza prolongada, llanto constante, desconfianza excesiva, aislamiento, síntomas relacionados con el trastorno de depresión y problemas familiares y conyugales. Una deuda económica puede empeorar enfermedades mentales o provocar la presencia de otros trastornos. También pueden experimentar pánico e ideas paranoides.

Por otra parte, se ven afectas habilidades cognitivas superiores, como la resolución de problemas. Dado que el problema financiero requiere contar con soluciones inmediatas., las personas en esta situación pueden obstaculizar la solución de problemas, porque su estado emocional es tan abrumante, que es probable que nuble sus ideas y se sumerja en un estado de desesperanza, donde no se moviliza para cambiar la situación.
Todo lo anterior, demanda atención psicológica, puesto que que la mayoría de las personas que están en una crisis económica, tiene un desequilibrio emocional y mental. Es más probable evitar secuelas en la salud mental y transitar la crisis económica, con apoyo psicológico.